sábado, 9 de marzo de 2013

Un puente lejano




La operación más osada

¡Oh, si yo hubiera tenido alguna vez tantos medios a mi disposición! ¡Tener tantos aviones, aunque sólo fuera una vez!

Este comentario fue hecho por el generaloberst Kurt Student a su jefe de estado mayor mientras observaban el lanzamiento de las fuerzas paracaidistas de la operación Market-Garden. El responsable de organizar las unidades fallschirmjäger de la Luftwaffe veía con sus propios ojos como los aliados habían tomado nota de su trabajo y lanzaban, literalmente, sobre su cabeza, la mayor operación aerotransportada de la 2ª Guerra Mundial. El 17 de septiembre  habían partido 2.023 aviones de transporte, con 478 planeadores, protegidos por 1.500 cazas, en una flota que se extendía 16 kilómetros de ancho por 150 de largo.

Cuando se planeó el ataque los aliados habían atravesado como un rayo, en apenas unos días, el norte de Francia y Bélgica (los mismos campos de batalla que durante la 1ª Guerra Mundial se habían convertido en una línea de trincheras apenas inalteradas durante casi 4 años de encarnizada lucha) liberando Bruselas el 3 de septiembre y Amberes lo era el 4 de septiembre. En aquel momento el alto mando aliado creía que tras las batallas de desgate el ejército alemán estaba derrotado y se estaba precipitando hacia su derrumbamiento total.

Detenidos en la frontera Holandesa, en un momento en que las líneas de abastecimiento estaban excesivamente extendidas (2000 kilómetros desde Normandía) y por tanto el general Dwight Eisenhower era incapaz de ejecutar la estrategia de avance frente único a lo largo de todo el frente, decidió aceptar el plan del mariscal Bernard Montgomery y lanzar la operación más osada. Creyendo erróneamente que el Grupo de Ejércitos B del generalfeldmarschall Walther Model estaba derrotado y al bordo del derrumbamiento y queriendo usar el 1er Ejército Aerotransportado antes del final de una guerra que se pensaba ya ganada, se planeó deslizar una alfombra de fuerzas aerotransportadas por Holanda para finalmente atravesar el Rin, girar al este y entrar por “la puerta de atrás” de Alemania, bordeado la línea Sigfrido y saltarse la gran barrera natural del Rin y penetrar en el corazón industrial del enemigo: el valle del Ruhr. Además la operación permitiría apoderarse de las zonas de lanzamiento de los cohetes V-2 que estaban cayendo sobre Londres desde el 8 de septiembre.

Su intención era acabar con la guerra antes de la Navidad de 1944.

La obra:
El relato novelado de Cornelius Ryan tiene una lectura ágil, clara y concisa de los acontecimientos ocurridos en Holanda en 1944, pero sin sacar conclusiones, ni analiza los acontecimientos. Aunque sí deja claro los motivos por los que fracasó la operación Market-Garden: los fallos de las comunicaciones en Arnhem, la presencia inesperada del II Cuerpo Panzer de la SS, así como el potencial alemán a lo largo de toda la autopista 69 y una apresurada preparación sin tener en cuenta a los propios holandeses. El libro es fruto de una extensa labor de investigación en documentos oficiales, pero sobre todo de más de 1200 conversaciones que tuvo el autor con los protagonistas de los sucesos descritos: británicos, americanos, polacos, holandeses y alemanes, dando una visión global de la batalla. Además de civiles holandeses que fueron testigos de la batalla, así como a los propios soldados que lucharon en ella, también se entrevistó con algunos de los protagonistas más importantes, desde el entonces presidente Eisenhower o el mariscal Montgomery, así como con Urquard, Bittrich o el Rey Bernardo, en aquel momento príncipe de Holanda y comandante de las fuerzas holandesas. Y son precisamente estos testimonios que hacen de este libro un documento excepcional y muy interesante.

De esta manera nos cuesta la historia de los hombres que quisieron liberar Holanda, de los holandeses que deseaban fervientemente su llegada y de aquellos que debían impedir que los primeros lograran su objetivo. La épica de la batalla librada por las tropas paracaidistas, aisladas y rodeadas por un enemigo superior numéricamente no está exenta en el relato de Ryan, más bien todo lo contrario. La heroica resistencia de la 1ª División Aerotransportada británica en Arnhem realmente lo fue: el general Browning estimó que podían resistir 4 días, en realidad lo hicieron 8. Siendo un libro rápido y ameno, e interesante de leer.


La edición:
El ejemplar que poseo lo adquirió mi padre y lo heredé con el tiempo, por lo que tiene más años que yo. La edición en cartoné se encuentra en perfecto estado, por lo que podrá durar muchos años más.

Las notas, aclaratorias de Ryan, están a pie de página, por lo que permite tener una lectura fluida y rápida, sin la necesidad de ir a las páginas posteriores, como en muchos otros libros de esta índole. Los mapas están situados en la parte central del libro, además de dos generales en las solapas interiores de la portada y contraportada, con el detalle de las zonas de despliegue de las fuerzas aerotransportadas y los movimientos del XXX Cuerpo de Ejército para llegar a Arnhem desde Nimega. El resto de las fotografías se centran en algunos protagonistas de la obra y las escenas de la batalla.

Existe otra edición más moderna, de la Editorial Inédita que contiene los mismos mapas de la operación Market-Garden, aunque situados a lo largo del libro y las notas también están a pie de página. Al contrario que mi edición, en esta podemos encontrar un índice onomástico que ayuda a localizar los nombres citados en el libro.


Aproximación personal:
Confieso que este libro le tengo un gran cariño por dos motivos. Además de ser herencia de mi padre, fue el primer texto (serio) que leí sobre historia militar, y en concreto de la 2ª Guerra Mundial. Además no puedo disociar este libro con la magnífica película dirigida por Richard Attenborough en 1977 y que probablemente sea una de las mejores cintas bélicas que se hayan rodado. Por esto y la épica lucha que representó la operación Market-Garden hacen que esta obra y esta batalla en concreto sean una de las más me atraigan de este conflicto.

¿Pero es realmente, esta operación tan osada, la oportunidad perdida para terminar la guerra antes de 1945 como pensaba Montgomery? ¿Podría haber ahorrado a los contendientes los últimos meses del conflicto, que además fueron los más sangrientos de toda la guerra?

Permitirme, por tanto, hacer una pequeña reflexión o ejercido de ucronía sobre esta batalla.

Imaginemos por un momento que el XXX Cuerpo de Ejército hubiera llegado a tiempo para revelar al batallón del coronel Frost en el puente de Arnhem antes de que se fuera reducido el 20 de septiembre. Aunque los aliados hubieran tenido una cabeza de puente al norte del Rin, las líneas de abastecimiento hubieran estado igualmente alargadas a través de una sola carretera. La “carretera de la muerte” defendida por la 84º y 101º divisiones aerotransportadas y el 2ª Ejército Británico ya había sido cortada en varias ocasiones entre Nimega y Eindhoven debido a la presión del 1er Ejército Paracaidista a los órdenes de Student y por el 15º Ejército de von Zangen, mientras que las fuerzas de Model recibían cada vez más refuerzos, incluyendo el mismo 20 de septiembre 60 tanques Tiger. Por tanto para poder lanzar el deseado ataque hacia el Ruhr, antes hubieran tenido que ampliar el estrecho corredor abierto a través de Holanda, por lo que tendría que haberse obteniendo una prioridad absoluta en lo referentes a hombres y material. Mientras tanto, y con el flanco norte amenazado, es de lógica pensar que Alemania hubiera enviado todas sus reservas para defender Holanda. No podemos olvidar que dos meses más tarde un poderoso ejército panzer fue lanzado por las Ardenas para intentar dividir a los ejércitos aliados. Las reservas alemanas, aunque menguadas, aun eran poderosas y como suele suceder a un animal acorralado, estos hubieran luchado desesperadamente para impedir la invasión de su suelo patrio. Por otro lado estos se encontraba mucho más cerca del III Reich que las playas de Normandía y el puerto de Cherburgo por donde los aliados recibían todos sus suministros (el puerto de Amberes, mucho más cercano y que había caído intacto en manos aliados, era inoperativo ya que estas no habían podido despejar el estuario del Escalda que le permitía el acceso al mar del Norte).

¿Hubiera podido los aliados mantener la presión en hombres y material, enviados por el estrecho corredor abierto por la operación Market-Garden para completar el asalto al Ruhr como pretendía Montgomery? Yo creo, en mi humilde opinión, que al final la ofensiva se hubiera estancado en el otoño o el invierno en duros combates a lo largo Holanda, conteniendo a los aliados en aquella estrecha carretera y en los puentes que conducían al Rin.

Pero esta es solo una especulación, que no quita ningún mérito a la valentía demostrada por los hombres que lucharon en Holanda en septiembre de 1944.

A ellos, el mayor de mis respetos y admiración.

Había demasiado entusiasmo entre los planificadores de la operación Marcket-Garden, y pecaron de optimismo al pensar que los alemanes estaban derrotados y se equivocaron estrepitosamente. Venían de la arrolladora salida del bocage de Normandía, había liberado Francia y Bélgica tras destruir la mayor parte de las fuerzas alemanas en Europa Occidental y como si estuviera “borrachos” de éxito lanzaron una invasión poco planificada y sin atender a la realidad. El resultado fue una operación que logró el 90% de sus objetivos, pero que no sirvió de nada al no conseguir aquel “puente demasiado lejano” en Arnhem, como lo denominó el teniente general Frederick Browning y que tenía que ser la llave de Alemania y del pronto final de una guerra devastadora.

Como dijo el Príncipe Bernardo de Holanda a Cornelius Ryan:
Mi país no puede permitirse el lujo de otro triunfo de Montgomery

LL. C. H.

Puntuación: 5 (sobre 5)
Título: Un puente lejano
Título original: A bridge too far
Autor: Cornelius Ryan
Traductor: Adolfo Martín
Año: 1974 (Simon & Schuster, Nueva York)
Editorial: Plaza & Janés, Mundo Actual Ediciones, (1975)
Páginas: 464
ISBN: 84-85224-14-0

5 comentarios:

  1. Magnífica reseña de todo un clásico de los ensayos de la SGM. Saltar a más de 13 Km del objetivo, subestimar a las tropas enemigas acantonadas en la zona, pese a los demoledores informes de inteligencia, el total desastre de las comunicaciones por radio,y la brillante respuesta de Bittrich y su II Cuerpo Panzer, fueron factores decisivos para la hecatombe de la 1ª División Aerotransportada británica en Arnhem. Un libro imprescindible en cualquier biblioteca temática de la SGM. De lo primero que leí, cuando me inicié en la Segunda Guerra Mundial.

    Y coincido contigo Llorenç, en tu pequeño ejercicio de ucronía.

    Saludos

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    1. Toda la operación Market-Garden estaba basada en una premisa errónea: que Alemania estaba en septiembre de 1944 derrotada. Pensaban que iba a producirse el derrumbamiento que se produjo en 1918 y los hechos demostraron que no iba a repetirse la historia.

      Mi pequeño ejercicio de ucronía... no sabía si ponerlo, pero al final ¿para qué está un blog sino para reflexionar de los temas? Además, hubiera estado bien que la historia hubiera acabado de otra manera. ¡Cuánto sufrimiento se hubiera ahorrado!

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  2. Hola Llorenç,

    A través del foro www.forosegundaguerra.com he podido acercarme a tu blog y te felicito por tu labor tan desinteresada a la hora de ofrecernos tus impresiones sobre los libros que a nosotros más nos agradan.

    Este libro sobre la Operación Market-Garden del maestro Cornelius Ryan es de aquellos que no se olvidan fácilmente. En mi caso concreto, recuerdo haber disfrutado enormemente leyéndolo. El hecho de que Ryan fueran periodista no resta un ápice a la hora de alabar esta obra, sino todo lo contrario, este tipo de autores suelen ofrecer una narración a veces más dinámica que la de algún que otro historiador profesional. En definitiva, este es un libro para deleite de cualquiera que se diga aficionado a la Segunda Guerra Mundial. Todo un clásico al que se le debe una lectura …

    Un saludo.

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    1. Gracias David L. Yo soy el primero en que espero mantener el nivel (lo que no imaginé era el trabajo que eso conyeba, pero confieso que me gusta).

      Y ciertamente la narrativa de Ryan engancha. Notas la pasión que le transmitieron aquellos a los que entrevistó para el redactar el libro. Mi puntualización sobre la falta de análisis histórico no es para nada una crítica, solo que uno no busque eso en este libro. Creo que Ryan buscaba lo que realmente ofrece: un relato de los sucesos, confeccionados a través de los testimonios, para mostrarnos lo que realmente fue la batalla de Arnhem y de la Carretera de la Muerte.

      Y lo que ciertamente es complicado es conseguir la fluidez narrativa con el análisis y la presentación de los hechos. Creo que pocos lo han logrado. De los que he leído me quedo con Beevor, Overy y Kershaw (aunque de estos últimos he leído poco)

      Y no puede dejar de ser un clásico, una batalla épica de la 2ª G.M. por excelencia. Y no es para menos, claro.

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    2. Sigue por este camino que es el tuyo y como siempre sigo diciendo que lo haces bien. Seguiré leyendo los anteriores aunque algunos no los haya leido totalmente.

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