Conversaciones indiscretas
– En
Le Havre tuve a un tal Kapitän
Palmgreen, que estaba al mando de una flotilla. Había obtenido las Hojas de
Roble hacia el 15 de junio, pero no fue convocado al cuartel general del Führer hasta mucho después, creo que en
agosto. De nuevo, fue uno de los últimos en regresar de allí. Llegó y recogió sus Hojas de Roble, y
vio al Führer en persona. Dijo que
allí había ocho personas, y que todos se habían sentado a tomar el té con él
durante tres cuartos de hora. El Führer
había descrito la situación general en los términos más entusiastas. Les dijo
que las nuevas armas estaban casi listas, y que podía ser sólo cuestión de
segundos que las cosas empezaran a marchas como ruedas. Todos nos alegramos
mucho al oír eso y nos regocijamos por la noticia. Uno siempre está dispuesto a
creer.
–
Sí, uno siempre espera contra toda esperanza. Yo aún lo hago. No puedo creer
que todo esto acabe en nada.
– En
mi opinión, se trata de jugárselo todo a una sola mano.
– Lo
único que no sé es a qué se lo están jugando todo ahora. Están provocando que
el pueblo alemán sea exterminado por completo.
–
Seguramente se están reforzando para una gran apoteosis final del «Crepúsculo
de los Dioses».
(Pág. 149-150)
Esta conversación fue grabada en 7 de octubre de 1944 en el
campo de oficiales superiores (prisioneros de guerra) de Trent Park (TNA, WO
208/4364). Los interlocutores eran el konteradmiral
Hans Uno von Tresckow, captura el 13 de septiembre de 1944 en Le Havre cuando
era comandante de fortificaciones navales. Y el generalmajor Detlef Bock von Wülfinger, capturado el 8 de
septiembre de 1944 en Lieja como Oberfeldkommandatur.
Durante la 2ª Guerra Mundial el MI19 estuvo realizando
secretamente grabaciones de las conversaciones de sus prisioneros de alta
graduación que tenía en su poder. No fueron los únicos, ya que se tiene
constancia que norteamericanos, soviéticos y alemanes también hicieron lo
mismo. Pero estos fueron perfeccionando sus técnicas a lo largo de la guerra
llegaron a obtener información muy valiosa, desde tácticas operativas usadas
por la Kriegsmarine y la Luftwaffe, así como el análisis político
y militar que hacían los oficiales de alta graduación. En 1996 estas transcripciones
fueron desclasificadas y han llegado hasta nosotros.
Además de las implicaciones políticas, entre la
información recopilada queda claro la implicación y el conocimiento que estos altos
oficiales tenían de los execrables crimines que ocurrieron en los oscuros años
del III Reich. Demostrando finalmente que aquel mito surgido en la postguerra
que la Wehrmacht había quedado al
margen de aquella atroz e indiscriminada violencia, era solo eso, un mito. Ya
que sin saber que eran escuchados y grabados, aquellos generales confesaron en
sus conversaciones su conocimiento real de las matanzas. Un ejemplo de ese
conocimiento lo hace general von Choltitz
al generalleutnant von Broich
alrededor del 11 de marzo de 1945: “Un
día después de la caída de Sebastopol – mientras viajaba de regreso a Berlín –
(…) El oficial al mando del aeródromo se acercaba a mí cuando oyó disparos. Le
pregunté de qué clase de prácticas de tiro de trataba. Me contestó: «Dios mío,
se supone que no debo decirlo, pero llevan ya varios días fusilando a judíos»”.
En sus memorias Choltitz no mencionó este incidente. Otro ejemplo es la siguiente conversación:
–
Dieciocho mil personas fueron ejecutadas en Rostov; cerca de Lublin hay unas
sesenta mil personas en fosas comunes.
– Lo
único que se puede decir es que si Alemania es destruida, no será más que
justicia cumplida. Es una tragedia que tantos millones de personas decentes
sean aniquiladas, y también sus ciudades, por culpa de hombres que llevan una
vida de gánsteres… no encuentro otra forma de describirlo. Sencillamente, no
puedo tragarlo.
– En
la Alta Silesia, se limitan a masacrar a la gente sistemáticamente. Los gasean
en una enorme sala.
–
¿Cuándo hicieron eso?
–
Hasta la primavera, después dejaron de hacerlo.
–
¿Quiénes son los responsables?
– No
lo sé. Existe el mayor secreto en torno a esos asuntos.
–
Resulta difícil creer que pueda suceder algo así en el mundo…
(Pág. 292)
Los interlocutores son el el generalleutnant Kittel, comandante de Metz, capturado el 22 de
noviembre de 1944 en dicha ciudad y el generalleutnant
Schaefer, comandante de la 244ª División de Infantería, capturado el 28 de
agosto de 1944 en Marsella. En ella se hace referencia a los asesinatos en
Auschwitz, situado en la Alta Silesia polaca y fue grabada el 28 de diciembre
de 1944.
La obra:
El ensayo de Sönke Neitzel nos presenta una selección de las
conversaciones agrupadas en tres temas ordenados cronológicamente: política
estrategia y los distintos grupos de Trent Park, los crímenes de guerra y las
reacciones al atentado del 20 de julio de 1944. Además ofrece unas cortas
biografías de la mayoría de los altos mandos que aparecen en las
transcripciones. En estas además de los puestos y condecoraciones adquiridas,
se adjuntan sus evaluaciones personales realizadas tanto por alemanes, como por
sus captores británicos, lo que permite
conocer mejor al personaje.
Si durante la 2ª Guerra Mundial este tipo de información
permitía a los británicos y americanos tener una idea clara de que pasaba por
la mente de los alemanes. Actualmente lo interesante es leer las
transcripciones de las conversaciones que tenían en la tranquilidad de una
charla informal entre colegas, es conocer de primera mano (y no a través de
memorias o diarios) y sin censuras, lo que pensaban los generales que luchaban
en esa guerra, y por tanto lo que realmente dijeron los protagonistas de una
parte de la historia.
De esta manera nos muestra hasta qué punto eran conocidos
las actividades nazis por el alto mando alemán. Así como podemos descubrir la
mentalidad de los soldados profesiones que lucharon en una guerra que, en la
gran mayoría, sabían perdida: el sentido de horno, el juramente de lealtad al Fürher, así como su grado de
identificación con el nacionalsocialismo. Alguno de estos oficiales, incluso indica
que era necesaria una derrota total para la erradicación del nacionalsocialismo
del pueblo alemán. En este aspecto es interesante comprobar cómo se había
extendido entre los alemanes las ideas de los nazis: que la nación era más
importante que el individuo, la raza superior, y como el antisemitismo era un
sentimiento altamente extendido.
La edición:
Una de las características más interesantes de la obra es
la ingente cantidad de datos que demuestra la extensa documentación Sönke
Neitzel. A lo largo de las conversaciones hay 743 notas aclaratorias que hacen
referencia a otros protocolos, pero en su mayoría completan información sobre
los hechos mencionados o a personajes no presentes en Trent Park. Obviamente la
lectura de las conversaciones es completamente comprensible sin estas
aclaraciones, pero con estas el lector puede tener un contexto mucho más amplio
y completo de las mismas. Y como todas las notas se encuentran al final del
texto, es necesario (por lo menos yo así lo hice) usar dos marcapáginas para
poder seguir ambos textos. Lo ideal hubiera sido poder disponer de esas a pie
de página, lo que hubiera permitido una lectura más fluida y completa de los
hechos tratados y no tener que ir hasta la otra parte del libro.
Aproximación
personal:
Lo más interesante es poder ver la manera de pensar de
los oficiales que lucharon bajo la bandera del III Reich. Al final de la
primera mitad del siglo XX la Wehrmacht
era probablemente uno de los mejores ejércitos del mundo. Herederos de largas
tradiciones militares prusianas, el alto estado mayor alemán se remontaban a las
derrotas sufridas en Jena y Auerstadt, cuando Gerhard Johann Scharnhorst reformara
al ejército prusiano, lo que terminó en “unir al ejército y la nación en un
lazo más estrecho” según palabras del propio Scharnhorst. Tras la derrota
sufrida en la 1ª Guerra Mundial, el pequeño pero selecto grupo de oficiales profesionales
del Reichswehr habían perfeccionado
el arte de la guerra y se habían convertido en una de las máquinas bélicas más
impresionantes de la historia.
Pero desde 1943 aquellos hombres altivos que una vez tuvieron
el mundo en sus manos, solo cosechaban derrota tras derrota. Además estaban
involucrados en uno de los regímenes más criminales que ha conocido la
humanidad: el nazismo. Estas conversaciones privadas muestran la mentalidad de
aquellos soldados, herederos de Gneisenau, Clausewitz o Moltke, en su más
absoluta desnudez ya que no sabían que eran grabadas, en la tranquilidad que
les otorgaba estar fuera del régimen policial al que habían servido. Algunos
seguían siendo nazis fanáticos como Ramcke, otros como von Arnim o Eberbach hablaban
claramente en contra de los nazis.
No se puede decir que sea un libro imprescindible para
entender este tormentoso episodio de la historia, pero sí es interesante para
comprenderlo un poco mejor. Sobre todo ante la posibilidad de leer lo que realmente
decían algunos de los protagonistas de la historia de la 2ª Guerra Mundial.
Otro motivo es la apabullante documentación que despliega Neitzel en sus notas
sobre las conversaciones, con gran cantidad de datos e información adicional
que hace las delicias al lector más exigente.
LL.C.H.
Puntuación: 4 (sobre 5)
Título: Los generales de Hitler. Transcripciones de
conversaciones secretas: 1942-1945
Título original: Abghört Deutsche Generäle in britischer
kriegsgefangenschaft: 1942-1945
Autor: Sönke Neitzel
Traductor: Cristina Pizarro.
Año: 2005
Editorial: Tempus (2008)
Colección: Historia militar.
Páginas: 582
ISBN: 978-84-92567-01-0
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