Soldados del infierno
La encarnizada y lenta lucha por salir de la cabeza de
puente de Normandía es una de las batallas más duras de la 2ª Guerra Mundial.
En su libro ‘El Día D’ Antony Beevor nos recuerda que las pérdidas alemanas
fueron de promedio 2.300 hombres por división y mes. En el frente oriental la
cifra era inferior a los 1.000 hombres por división al mes.
Contener a los aliados y expulsarlos de nuevo al mar era
imprescindible para la supervivencia del III Reich. Y la ciudad Caen era por
tanto una posición estratégica de la defensa germana: era la ruta más corta
hacia París, así como la puerta hacia el centro y el Norte de Francia, por
tanto cerraba el camino directo hacia la frontera de Alemania. Por lo que fue en
esa zona donde concentraron el mayor número de divisiones blindadas. Entre las
que figuraban el I Cuerpo Panzer SS, librando algunos de los de los combates más
feroces de la campaña, como los que tuvieron lugar durante la defensa del
aeródromo de Carpiquet. Los británicos por su parte lanzaron una serie de
ataques blindados con la intención de machacar a sus enemigos, degenerando en
una guerra de desgaste, tal vez diferente a la guerra de trincheras del frente
occidental tres décadas antes, pero no menos brutal. Su objetivo era descartar
el potencial alemán y permitir que más al oeste, el ejército norteamericano
sobrepasara el bocage normando y pudiera internarse en Francia. Lo que consiguieron
finalmente durante la operación Cobra.
Por desgracia cuando el 3er Ejército de Patton pudo salir
despedido desde Normandía, las fuerzas británicas no lograron cerrar la bolsa
de Falaise con la suficiente rapidez como para copar a todo el Grupo de Ejércitos
B y destruir la totalidad de la maquinaria de guerra alemana en Europa
Occidental. Ese error provocó que aún se tuvieran que librar otras tantas duras
batallas hasta que en la primavera de 1945 los ejércitos aliados derrotaran
finalmente al III Reich.
El libro de Michael Reynolds se centra únicamente en los
combates librados en Normandía por dos legendarios divisiones panzer: la 1ª
División Panzer SS Leibstandarte
Adolf Hitler y la 12ª División Panzer SS Hitlerjugend
que formaron parte del I Cuerpo Panzer SS.
Su narración, escrita desde el punto de vista del alemán,
es una descripción casi diaria de las la lucha librada por las fuerzas de las
Waffen-SS que se enfrentaron a las operaciones aliadas como Epson o Goodwood ideadas para romper la cabeza de playa de Normandía. Pero
no se limita a relatarlas, sino que analiza sus errores y nos muestra las
oportunidades perdidas, sobre todo por parte de los aliados durante todo aquel
verano. No deja títere con cabeza dentro del mando aliado, algo que no deja de
sorprender viniendo de un antiguo oficial británico. Exponiéndonos como se
enfrentaron los alemanes y británicos alrededor de Caen, así como el lento
avance aliados hacia Falaise y el desastre de la ofensiva ciega y fantástica
(por irrealizable) ordenada por Hitler, hacia Avranches para separar el 3er
Ejército de Patton. Este solo condujo a la rápida y segura aniquilación de lo
que quedaba del ejército alemán. Aunque de esta bolsa lograron salir los restos
del I Cuerpo Panzer SS que fue reconstruido para la ofensiva de las Ardenas en
diciembre de 1944.
Todo ello salpicado de una magnífica selección de
fragmentos de diarios y memorias de los protagonistas, incluyendo partes del
libro ‘Granadiers’ de Kurt Meyer, o
anónimos soldados, junto a los diarios de operaciones de las divisiones y
cuerpos involucrados en la lucha. Lo que aporta una visión personalizada de los
acontecimientos, por otra parte magníficamente narrados.
La tenacidad alemana admirada por el autor se trasluce a
través de todo el texto. Durante la batalla de Falaise entre el 8 y 11 de
agosto, nos describe un encuentro entre Kurt Meyer ‘Panzermeyer’ comandante de la 12ª división Panzer SS Hitlerjugend y el general Eberbach, jefe
del 5º Ejército Panzer en Urville en estos términos: “Y así tenemos al equivalente a Dempsey o Hodges a menos de 5 km de las
tropas enemigas más cercanas en un frente que ya se había colapsado. ¡Cómo va a
extrañar que los soldados alemanes tuvieran respeto por tales oficiales!”
(pag. 222).
En el capítulo 10 aborda el espinoso tema de los crímenes
de guerra cometidos los soldados de estas 2 divisiones. Pero no va más allá de
indicar, sin ningún pudor por otro lado, que los aliados cometían los mismos
actos asesinatos contra prisioneros de guerra alemanes. Lo cual es algo de
agradecer, ya que en la guerra nada es blanco o negro y el tono gris, en todas
sus proporciones, es lo predominante.
‘Infierno de Acero’ de Michael Reynolds es un libro
imprescindible para cualquier aficionado a la historia militar que no solo
quiera una narración detalladle de hechos, sino que busque el análisis de
porque, cuando y donde.
La edición:
Es una edición muy completa, con apéndices donde aparecen
los organigramas del cuerpo y las divisiones que intervinieron. Además en el epílogo nos describe
lo sucedido a los protagonistas del relato tras el final de la guerra. Lo cual,
personalmente, siempre me ha parecido un detalle interesante al saciar mi
curiosidad sobre lo que ocurrió a aquellas personas de los que leo.
Aunque en los mapas que contiene el libro me faltan los
movimientos de tropas, así como su ubicación al final del texto y no en medio
de esto, lo que obliga a ir adelante y atrás para ubicar la acción, tan bien
detallada por Reynolds. Lo mismo ocurre con aquellas notas que aportan
información sobre el contexto del texto y que ayudan a seguir los
acontecimientos narrados, que siempre creo que es mejor que estén a pie de
página que no en la parte final, dejando allí las referencias bibliográficas,
por otro lado muy numerosas. También es cierto que a la hora de maquetas el
libro, el tener estos textos y las imágenes entre mezcladas, debe de ser un
quebradero de cabeza para el editor.
Aproximación
personal:
Podemos admirar el coraje y el tesón que desplegaron las
tropas alemanas durante la mayor parte de la 2ª Guerra Mundial, aun sabiendo,
mucho de ellos, que la lucha estaba perdida. Podemos admirar la superioridad
táctica y operacional desplegada por muchos de sus oficiales, que lucharon en
muchas ocasiones en inferioridad numérica. Podemos admirar sus armas, en muchos
casos superiores a las de sus adversarios, y que solo pudieron ser superadas
cuando sus enemigos desplegaron un número mayor que estas. Incluso en una parte
más fetichista podemos admirar sus uniformes (algunos diseñados por Hugo Boss).
Pero no podemos, ni debemos olvidar, ni por un solo instante, que los hombres
(algunos de ellos aun unos muchachos) del I Cuerpo Panzer SS llevaban escrito
en sus cintas de bocamanga el nombre de quien desde sus más tiernos orígenes
políticos no ocultó sus intenciones criminales y revanchistas, bajo cuyo poder
se extendieron por media Europa leyes raciales con el propósito de humillar,
robar y finalmente exterminar a seres humanos solo per el mero hecho de haber
nacido, en cuyo nombre los einsatzgruppen
ejecutaron a cientos de miles de personas antes de erigir decenas de campos de
concentración con el propósito de explotar mano de obra esclava y exterminar
así a millones (literalmente) de personas que se le opusiera o que simplemente creyera
que eran “parásitos sociales”. Y que por su locura arrastró a su propio país a
casi su total destrucción física y a su población al borde de la extinción:
millones de alemanes tuvieron que abandonar zonas donde sus familias habían vivido
por generaciones. Ese nombre era: Adolf Hitler.
No podemos olvidar nunca a qué tipo de ideología,
criminal y racista, servían eso soldados y el sufrimiento que causaron a lo
largo y ancho de toda Europa. Eran soldados adoctrinados y que había
participado en la Rassenkrieg, la
“guerra racial” que tan brutalmente se estaba librando en el frente del este y
que encontró su ración de extrema violencia en Normandía. Y debemos dar las
gracias a aquellos soldados que les vencieron, sobre todo a los que murieron
durante aquella titánica y justa lucha, para que el mundo que soñaban los
soldados del I Cuerpo Panzer SS nuca llegara a existir.
LL. C. H.
Puntuación: 4 (sobre 5)
Título: Infierno de acero
Subtítulo: El I Cuerpo Panzer SS en Normandía
Título original: Steel inferno
Autor: Michael Reynolds
Traductor: Antonio Carrasco García
Año: 1997
Editorial: Ediciones Almena (2012)
Páginas: 320
ISBN: 978-84-92714-46-9
Links de interés:
http://www.libreria-almena.com/infiernopagpubli.htm
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